viernes, 11 de junio de 2010

El periodismo es...

Por John Carlin *




"Toda sabiduría humana se resume en dos palabras: esperar y esperanza."

Alexandre Dumas



LONDRES.-Cualquier reportero, si es honesto, lo reconoce: el periodismo es un oficio indigno. Siempre esperando, siempre suplicando. Deberían incluir en todos los cursos de periodismo unas buenas sesiones de budismo zen para que los jóvenes incautos que piensan meterse en este negocio adquieran las dosis necesarias de paciencia, filosofía, paz espiritual.

El problema es la entrevista, materia prima tan imprescindible para el reportero como el arroz para la paella, el balón para Leo Messi, el peluquero para David Beckham. Sin acceso a la gente indicada para determinada historia, no hay historia. Lo que hay es fracaso, fracaso que pude conducir al desempleo. Por eso, lo primero que se requiere para ser reportero es persistencia, admirable virtud condenada siempre a rozar la humillación. Uno llama o envía un correo electrónico solicitando hablar con alguien. Puede ser el asistente del alcalde de un pueblo de 500 personas, o el gerente de marketing de una mediana empresa de tuberías, o un ministro, o un personaje mundialmente conocido. Lo normal es que no te contesten ni a la primera ni a la cuarta o que, peor todavía, te digan: "Mañana le decimos algo". Llega mañana y no te han dicho nada. Entonces, tomas el teléfono, llamas de nuevo y más de lo mismo. A veces, al final, te dicen que sí y la entrevista se hace; a veces, acabas en nada.

El proceso es así. Pierdes el tiempo, te estresas, te desesperas, quieres matar a alguien, quieres matarte a ti mismo, te preguntas: "¿Por qué, por qué, por qué no le hice caso a mi mamá y me metí en un trabajo como Dios manda?".

Ahora, lo peor, lo peor con diferencia, es ser un periodista deportivo. O, para ser más exactos, un periodista cuyo trabajo incluye la necesidad de acceder a futbolistas de primera. Conseguir una entrevista con un jefe de gobierno o con un líder guerrillero no es fácil, pero es un juego de niños comparado con el calvario de intentar conseguirla con un chaval de 20 años que es millonario gracias a su especial habilidad para patear una pelota.

A veces ocurre que, después del denigrante proceso que acabamos de describir, te la conceden. En tal caso, es perfectamente posible que llegues al lugar indicado a la hora indicada (incluso después de tomar un avión) y te digan: "Perdón, el futbolista ha cambiado de opinión. La haremos otro día". O que, como en el 90%, tengas que esperar una o dos horas más de lo previsto para tu audiencia con el pequeño rey (porque se demoró en la ducha, porque tenía que rematar el partido de PlayStation). Y entonces, al final, cuando por fin has conquistado la gloria de tenerle enfrente, con la grabadora rodando, te transmite sin ningún disimulo la sensación de que podría estar haciendo cosas mejores (otro duelo de titanes en la PlayStation, comprarse otro Ferrari, tocarse las narices en casa). Y después, después de tragarte tanta bilis, el terrible e inevitable desenlace es que no te ha dicho nada que sea remotamente noticia, que agregue una migaja a la suma del conocimiento humano. Como el caso del jugador del Barça que hace una semana nos dijo: "Necesitamos ganar los dos partidos finales para ganar la Liga", pedazo de banalidad que dio titulares (sí, sí, a esto hemos llegado) en prácticamente todos los diarios españoles.

Hay gratas excepciones. Hay jugadores que te tratan como un ser humano. Hay incluso algunos que te dicen algo que vale la pena. Como Benoit Assou-Ekotto, francés del Tottenham, que la semana pasada le dijo a un afortunadísimo periodista inglés que su principal lealtad no era a la camiseta de su club, sino al dinero. "¿Existe un jugador en el mundo -dijo- que firma por un club y dice: «Oh, adoro tu camiseta»? Su camiseta es roja: «¡Me encanta!». ¡Qué va! Lo primero de lo que habla es dinero."

Casos excepcionales como el de este heroico, honesto y suicida francés son los que te animan a seguir en la lucha, a mantener viva la llama de la esperanza. Pero al final muere, eso sí. Muere. Y, en ese caso, no le queda más remedio al reportero que huir a la relativa paz del paro, o cambiar de bando (tomarse la venganza contra la profesión de pasarse al equipo de comunicación de un club de fútbol) o, cuando el desgaste ya ha sido demasiado y la energía y la paciencia se han agotado, encontrar la salvación en la prejubilación periodística del escritor de columnas de opinión.



*John Carlin (http://www.johncarlin.es/) es un periodista inglés que actualmente escribe para el diario El País, de España, y es autor del libro "El factor humano", sobre Nelson Mandela, que inspiró la película de Clint Eastwood "Invictus". Publicado el 7 de junio de 2010 en La Nación.

viernes, 26 de marzo de 2010

No le pidan (Funes) Moris al olmo

Veamos... Lo más facíl sería echarle la culpa a Gabriel Funes Mori por la derrota de River en el Super-clásico pero no seamos tan obvios y tratemos de hondar un poco en el verdadero problema. Que Ahumada quiera gambetear a Gaitán en la puerta del area grande y de espaldas a su rival y que encima le haga falta, es un problema. Que Almeyda rechace hacía nigún lado cuando está solo, sin marca, en lugar de salir jugando, es otro problema. Más aún, si estos errores son la antesala a los dos goles de Gary Medel, el problema no es grave, es gravísimo.
Igualmente, no es nuestra intención ir señalando con el dedo acusador a los responsables de la caída. No. Porque, en realidad, no hay una sola persona que merezca cargar la cruz de un equipo que muy pronto estará jugando con Defensa y Justicia, en Florencio Varela y con Belgrano, en Barrio Alberdi. No. Tanto dirigentes, jugadores y cuerpo técnico tienen una cuota de culpa. Los primeros por traer refuerzos que no refuerzan (salvo Ferrero), los segundos por no estar a la altura de vestir la camiseta de un club grande, se ve que les quema la pelota, y los últimos por no encontrarle la vuleta a un plantel flojo y por quemar a varios de los pibes del club (Afrancchino y Pereyra).
En síntesis, los encargados de darle una nueva mancha al triste presente de River fueron varios. Incluyendo a Boca, que no jugó un gran partido pero que contó con referentes futbolísticos que salieron a dar la cara en un partido bravo (Me saco el sombrero ante Juan Román Riquelme). No como en la vereda de enfrente, donde los supuestos líderes se la pasan reptando,haciendo caminata lunar al perseguir a los contrarios, mordiendo a los rivales y tirandose al piso buscando un penal en lugar de cabecear al arco...
¿Y funes Mori? Todos los que hablan y critican si se ponen en lugar del pibe, tiene 18 años, ni alcanzan a patear al arco, se caen de trompa al piso por que se tropiezan con la pelota. No le pidan a Funes lo que no puede dar. Lo que si hay que ir pidiendo es un árbol, pero que no sea uno que de peras, sino uno que en lugar de hojas o frutas nos dé dolares para armar un plantel enserio.

lunes, 22 de marzo de 2010

Lo que nos dejó el Viva la vida tour

Ya pasó un mes de la llegada de Codlplay a la Argentina y hace 10 días concluyó su gira por Latinoamerica, incluyendo Colombia, Brasil y Mexico, y es tiempo de hacer un breve análisis de 10 puntos.
1) El show tuvo sus puntos altos pero contó con varios momentos de excesiva languidez y melancolía. Si bien su deber comercial era el presentar su último disco ("Viva la vida or death and all his friends") se abusó demasiado de él.
2) Debido a esa necesidad de mostrar gran parte de su ultimo simple,se obviaron canciones clásicas como "Trouble" (incríble que no la hayan tocado) o "Speed of sound" e incluso "Shiver" que si hicieron en Brasil.
3) Repitieron el mismo "setlist" que venían llevando a cabo por su gira en Reino Unido lo cual derrumbó la expectiva que se tenía de ver algo diferente.
4) Demostraron ser una de las majores del mundo restificando su condición de herederos de U2 como banda hitera que llena estadios. Además, de hacer que el estadio de River Plate explote por 60.000 personas algo que a Oasis, por citar un caso, le costó 4 visitas.
5) Los grandes momentos, los que hicieron saltar y cautivar a la gente, fueron memorables. "Yellow" e "In my place" marcaron la primer parte del recital. Mientras que "Viva la vida", lo mejor del recital, y los tres temas que hicieron en el mini-escenario: "Death wiil never conquer", "Billie jean" (Excelente) y la nueva "Don quixote" marcaron la segunda parte de la noche.
6) Con respecto a esta última canción, resultó raro escuchar a Martin decir que se inspiraron en sus vivencias por estas tierras, allá por el 2007, para hacer el tema. En realidad, lo compusieron en un hotel de Japón y la letra hace referencia a España en su totalidad.(¿?)
7) Volviendo a la convocatoria, hay que decir que "romper" el Monumental no es para pocos. Más aún, siendo un banda pop lograron igualar a grandes artistas como Kiss o Ac/Dc. (Salvando las claras distancias)
8) El espectáctulo fue redondo, pese a los bajones ya dichos. Las 25 canciones tuvieron todo el toque que solo Martin con su cuerpo desgarbado e hiperquinetico pueden darle sumado al gran poder instrumental que poseé la banda.
9) Parrafo aparte para ese excelente guitarrista que es Jonny Buckland, el único responsable de hacer que las letras de Chris alcanzan un nivel casi orgásmico. Otro merecedor de felicitación es el baterista Will Champion que con su estilo casi "punk" le da a Coldplay un plus distintivo y su voz en los coros y en la ya nombrada "Death will..." es sublime.
10) Lo último es para dejar un deseo: Por favor que vuelvan.

viernes, 19 de marzo de 2010

Viviendo la vida con Coldplay

Los tres años de espera valieron la pena. De aquel mes de septiembre de 2007, cuando Coldplay vino por primera vez a la Argentina, se recuerdan los tres Gran Rex, repletos por más de 10.000 personas en donde la banda britanica presentó su disco "X&Y". Hay que decir que que de ese Coldplay ya no quedan rastros. El grupo liderado por Chris Martin demostró el último 26 de febrero que puede ser considerada una de las mejores bandas del planeta al enseñar en el estadio de River Plate ante más de 60.000 almas su repertorio de melodías y canciones "hiteras" de su aclamado "Viva la vida or death and all his friends". Todo comenzó a las 21:00 cuando por los parlantes apareció "El danubio azul" de Strauss para empezar a calentar las palmas de los presentes. Cuando sonó la última nota musical las luces se apagaron completamente dando lugar a los priemeros acordes de "Life in technicolor". Luego, siguieron "Violet Hill" y los clasicos "Clocks", "In my place" y "Yellow", siendo este uno de los mejores momentos del show al ver como una decena de globos amarillos inundaban el campo. "Glass of water", "Cemeteries of london", "Fix you" y "Strawberry swing" hicieorn bajar los decibeles de la adrenalina que se estaba viviendo. Más aún, caundo sonaron las versiones tecno de "God put smile upon your face" y "Talk" para desembocar en la versión acustica de "The hardest part" y un solo de piano llamado "Postcards for far away". La melancolía y la tristeza había alcanzado sus limites más altos pero lo que todos esperaban llegó: Los golpes de tambor del baterista Will Champion acompañados por el coro de todo  los sectores de la cancha hicieron de "Viva la vida" un momento sublime e inolvodable. "Lost" fue el tema que cerró la primer parte del recital. Al ritmo de "Singing in the rain" (mientras una leve llovizna cubría el Monumental) toda la banda se bajó del escenario para tocar en otro más pequeño de cara a la platea San Martín. La guitarra de Jonny Buckland se mezcló con el bajo de Guy Berryman para interpretar "Death with never conquer", con Champion en la voz, y para hacer una versión de uno de los grandes temas del recordado Michel Jackson, "Billie jean", mietras los celulares de los espectadores se movían al ritmo de la ya famosa ola. Con una canción nueva: "Don Quixote", Coldplay demostró todo el amor que le guarda a la Argentina. Un remix de "Viva la vida" fue la introducción a la segunda parte del show. "Politk" apareció para romper la noche seguida por "Lovers in Japan", siendo este el segundo mejor momento de la ya madrugada al ver miles de mariposas de papel fluorescente volar por los aires. El final quedó en manos de "Death and all his friens" dando a conocer el poderío instrumental de la agrupación. La gente comenzó a irse y a llorar cuando los integrantes se despedían por las pasarelas del escenario. Pero lo que parecía ser el fin... No lo fue. Martin volvió a sentarse en su piano, luego de 10 minutos de incertidumbre, para hacer la mejor balada de la banda: "The scientist". Acompañado por una rafaga de fuegos artifíciales, "Life in technicolor 2" coronó el espectáculo dando un cierre redondo a un recital que quedará en la historia... Hasta que regresen, como prometieron, una vez más.